Intervención al Polyforum Siqueiros

2012

Polyforum Siqueiros, Ciudad de México.
Crédito fotográfico Pedro Hiriart.

Texto para la exposición-
El presente trabajo está compuesto por diversos materiales, sustancias y agentes físicos. Sin embargo, aquello que determina la conjunción de estos elementos aquí y ahora es el hecho de concebir al contexto como un material más. Y no solo como uno entre tantos sino como el detonador que posibilita y justifica la presencia del resto. El contexto manda, determina.
¿Podría ser de otra manera en un sitio como este? Sí, en efecto, Ugarte pudo haber ignorado a su majestad contexto e introducir al espacio, a este particular espacio- que obviamente no es una sala de exhibiciones- una serie de piezas previamente concebidas y articular así una puesta en escena. Es decir, una exposición. Por fortuna para todos los usuarios y visitantes del Polyforum su elección no fue esta sino generar, a partir de la ineludible carga histórica, simbólica, estética y social del entorno, distintas preguntas y comentarios. Éstos provocan diálogos con la arquitectura del edificio y, asimismo, con los intereses plásticos que este artista ha manifestado a lo largo de su trayectoria. Dicho de otro modo, se acopla al contexto sin por ello contradecir su práctica.
De manera paralela, esta decisión conlleva una sana dosis de crítica institucional y, por consiguiente, de cuestionamiento político. Claro, no de una manera evidente, burda y “responsable” como suelen hacerlo algunos creadores contemporáneos. El primer gesto de Ugarte es hacer espacio, despejar áreas, enfatizar formas y camuflar radiaciones. Todos éstos, actos estrictamente formales que, paradójicamente, desvisten a la institución ante sus públicos y ante su historia. Al desnudo queda Siqueiros, sus obsesiones mesiánicas y su afán visionario pero también sus logros dibujísticos con la implementación de la perspectiva poliangular. Enfatizados resultan tanto las desafortunadas intervenciones oficiales al espacio como el penoso estado de conservación en el que se encuentra “La marcha de la humanidad” (murales exteriores). Asimismo, deviene aun más perceptible el dodecaedro que da forma al edificio diseñado por el Arquitecto Guillermo Rossel y sus pilares que lo levantan del suelo cual nave espacial setentera.
La virtud de este trabajo y de gran parte de la obra de Ugarte radica en la precisión y austeridad de sus estrategias visuales. Éstas denuncian, hacen visible lo evidente que ya nadie percibe y, a la vez, activan los espacios a partir de una seducción recíproca entre el contexto y quienes lo producimos con nuestra presencia intermitente.

Víctor Palacios