Cromotipia

2019

Galería Jesús Gallardo. León, Guanajuato. Méx.
Curaduría: Mónica Ashida

Texto para la exposición-
En 1949 el fotógrafo albanés Gjon Mili, convence al ya para entonces célebre Pablo Picasso para crear una serie de fotografías en donde, ayudado por una pequeña fuente de luz, proyectaba una amplia serie de dibujos en el aire con lo que recreó algunas de las imágenes más emblemáticas de su práctica plástica. Si bien tres lustros antes ya Man Ray había experimentado con el movimiento lumínico en la fotografía, son estas impresiones las que consolidan el concepto de Light Painting ante el gran público.

Desde el inicio de su carrera, la obra de Francisco Ugarte (Guadalajara, Jalisco. 1973) se ha basado principalmente en la comprensión y el análisis del espacio. Su formación como arquitecto le brindó las herramientas para desarrollar un riguroso proceso de creación que ha dado vida a refinadas y sutiles piezas que transportan al espectador a un mundo de contemplación al cual se accede pacientemente a través de los sentidos para poder percibir los ligeros cambios que el juego de luces y sombras dibujan durante el pasaje del día a la noche, materializando lo inmaterial sin reparar en el medio o la técnica.

La creación de Ugarte mezcla la capacidad de maravillarse propia de la infancia con la naturaleza inquisitiva del científico quienes guiados principalmente por una curiosidad inagotable tratan de entender el mundo.

Su cuerpo de obra por lo general no se interesa en el color. Este rasgo de su talante
artístico puede rastrearse hasta sus años de formación académica en donde, a partir de
una reflexión surgida durante el Renacimiento y en general durante la conformación de la
cultura occidental, la arquitectura se empieza a ejercer más en el terreno de la búsqueda
intelectual que en el plano de la factura artesanal. Ugarte traslada esta visión a las
vertientes de las artes en que ha desarrollado su obra lo que lo conduce a priorizar la
pureza de la forma por sobre la exuberancia del color.
No obstante esta tendencia estética, en C R O M O T I P I A Ugarte explora otros terrenos
y se aventura en el mundo del color.

Las obras aquí mostradas presentan una faceta en los procesos de Francisco Ugarte que se
encuentra mucho más cercana a la tradición del trabajo en miniatura que a las tendencias
del arte digital.

Utilizando proyectores de carrusel, un soporte tecnológico vintage, Ugarte crea ambientes
envolventes a través de la manipulación de diapositivas con acetato de color que al ser
proyectadas adquieren una calidez más propia de la plástica que de los medios digitales.
Dotadas de una connotación fenomenológica, es decir temporal y subjetiva a la vez, las
piezas se manifiestan ante la audiencia durante un lapso y con un ritmo acotados
dinamizando la experiencia estética.

Estas pinturas de luz adquieren una corporeidad inusitada en el espacio. El sonido del
carrete girando, el calor desprendido por el proyector, pero principalmente, la expansión
visual del minucioso trabajo manual, le permiten al artista desplegar microscópicas
imperfecciones que, con el paso del tiempo y la manipulación de las transparencias
fotográficas, aportan a estas obras un carácter misterioso e interesante, logrando
envolver al espectador en una experiencia sensorial que transita con naturalidad entre la
tradición y la vanguardia.