La práctica escultórica de Francisco Ugarte se divide principalmente en tres categorías: la exploración del material por sí mismo en un lenguaje minimalista y autorreferencial, la apropiación de objetos cercanos al artista, y esculturas que establecen una interacción con el entorno natural. Su simplicidad sugiere una atención profunda al espectador, modificando la percepción de una situación u objeto determinado.